jueves, 9 de diciembre de 2010

Fuegoooooooo!!!!!!!!

Durante nuestro primer mes en el kaikan, compramos un horno eléctrico entre cuatro. Mis amigas europeas aman el pan, pero el japonés es extremadamente blando (como pan de hot dog). Encuentras todo tipo de pan, cierto, pero siempre con esa textura (la baguette es como un pan de hot dog gigante). Con el hornito, podíamos comer pan crujiente y pizza. Mis amigas lo amaban tanto, que le pusieron un nombre: "James", y pasó a ser el novio de todas.

Un día, nos pusimos a hacer comida mexicana y calentamos los tacos en el hornito. Como no podiamos poner muchos a la vez, lo hicimos por turnos, y por supuesto, cuando era el mio, el horno se incendió. Sonó la campanita, fui a revisar los tacos, y habían llamas en el horno! Al principio nadie me creyó, pero cuando la cocina se empezó a llenar de humo, los gritos de "fireeee, fireee!" empezaron también. Usamos el extintor (salvadas por el entrenamiento que recibimos la primera semana), y apagamos el fuego. En caso de que a alguien le interese, James sobrevivió al fuego, pero unas semanas después, fue robado de la cocina. Irónico?

Después del incidente, le informamos a nuestro profesor que una amiga llamada "Sally" incendió un horno en la cocina, y no sonó ninguna alarma. Esta semana notamos que habían nuevas alarmas de incendio en las cocinas, y aparentemente funcionan. Hoy, uno de los días más frios que hemos tenido, la alarma contra incendios nos deleitó con su hermoso sonido, y nos hizo esperar afuera por cinco minutos. Fue entretenido ver a todo el mundo en sus pijamas, congelados, y sin humo a la vista. Y sí, todos me preguntaron que había incendiado esta vez, y no, no fue un incendio de verdad, si no una falsa alarma.

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