lunes, 21 de febrero de 2011

Chinaa!!!

Hey guys!

Well, since I can’t facebook this because (dammit sofi!) I don’t remember my secret question’s answer, and the proxy I’m using to access facebook won’t show the pictures, probably no one will read this post, but I’ll upload it anyway.
I’ve been in china for 5 days now. The first 3 days I spent in Shanghai, and the past 2 in Guilin. It has been an awesome experience, and I’m so glad I came here! In Shanghai I met an Aussie girl, half Indian and half Pakistani who has pretty much travelled all over the world, and spent two days with her roaming the streets of Shanghai. We:
 Ate chocolate dipped strawberries in the Marriot (half price after 7).
 Were harassed by people in the street showing us pictures of pirated goods (lady! Lady! Buy bag! Luis Vuitton, Lady!... I feel so much like royalty now).
 Went to a massage place that was pretty cheap and although it smelled like cigarettes, the people were super nice and we laughed quite a bit even though they didn’t speak any English (they pointed our faces saying: pretty, and then signaled our legs saying something in Chinese that I’m pretty sure was: fat, we just laughed a bunch).
 Were stopped in the street again, this time by people who wanted to take pictures with us (you’re so pretty lady! Ha!).
 She also got offered a “sexy massage” by a guy in the street, we wondered for a while what in the world did that mean.
 I ate weird Chinese fruits that were very tasty and that I had only seen in cans before, and also chatted with a Chinese girl in my hostel, who was super nice and wanted to someday open an orphanage, and didn’t want to get married before she achieved it (but couldn’t tell her family about it).
 And a bunch more that I’ll leave for another occasion.

Then I came to Guilin (I can’t upload pictures, but please look it up, is gorgeous), but I’ll write about it some other time, because I’m a little bit sleepy now.

I’ve been missing you all a bunch, and I hope your vacations are as fun as mine (minus all the cheating taxi drivers and tour guides). I think about you every day (love letter much?) and I hope you think of me, even if it’s just a passing: “dammit sofi!” when you can’t find your keys, or when you drop something, have an accident, etc.

Lots of Hugs!!!

miércoles, 9 de febrero de 2011

Purikura!!!!!!

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Cuando tenía 11 ó 12 años, iba al cine Hoyts de la Reina con mis amigas después del colegio. Nos sentíamos super grandes e independientes caminando solas el kilómetro que los separaba, y una de las cosas más entretenidas del día era sacarnos fotos en la máquina que estaba frente al Dunkin Donuts. La maquinita hacía stickers con fondos entretenidos que por lo general pegábamos en nuestras agendas. Después de un tiempo la sacaron, y nunca encontré otra similar.

Hasta que vine a Japón.

Las maquinitas de purikura son una version hiperevolucionada de la que conocí en el cine Hoyts. Están en prácticamente todos lados, y son demasiado entretenidas.
Primero elijes los fondos y después la máquina empieza a tomar las fotos. Automáticamente empareja e ilumina tu piel, agranda y aclara tus ojos, afina tus cejas, blanquea tus dientes y hace que el pelo se vea más claro, dando una buena idea del ideal de belleza Japonés.
En la segunda etapa puedes modificar las fotos, poniendo maquillaje, disfraces, efectos especiales, mensajes etc.
Cuando todos terminan de "enchular" las fotos, se imprimen, cortan, y usan para decorar cuadernos, celulares, etc.

Un día después de ir al pub, pasamos a tomarnos purikura como a las 3 de la mañana, y había un grupo de japoneses tomandose fotos... y nos invitaron! Lo mejor del purikura, además de que por lo general te hace ver más linda, es que es un lindo recuerdo de cualquier tipo de ocación.

AWESOME!!!


martes, 8 de febrero de 2011

Cumpleaños Hoyoon

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Ayer fue el cumpleaños de una de mis amigas. Fuimos a su pieza y nos pusimos a jugar con maquillaje como de costumbre. Yo quería ver mi versión morena jamás lograda dada mi aversión al sol, así que me puse la base de Jo, y Bona me puso el resto del maquillaje. El resultado fue... naranjo. Pero bueh.

Arriba: Elisabet (Islandia)
Centro de izquierda a derecha: Yo, Ashley (EEUU), Eugene (Corea), Bona (Corea/EEUU)
Abajo: Jo (Filipinas), Hoyoon (Corea), Charlotte (EEUU)

miércoles, 2 de febrero de 2011

Ley de Murphy

Como mencioné antes, esta es mi última semana de clases, y gracias a mi naturaleza hiper procrastinadora, he estado haciendo todo a última hora, durmiendo la nada, etc. Si no había estado durmiendo mucho, menos iba a perder tiempo limpiando mi pieza (sólo pierdo tiempo viendo tele...). Por supuesto, mi pieza era un fiel reflejo de mi vida estos últimos días: la ropa en el piso, bolsas de comida por todos lados, platos sucios, papeles y boletas repartidos por doquier, las bolsas de basura en el balcón, etc. Como buena estudiante, consideré que el período de exámenes era excusa suficiente, y que ya que no pensaba invitar a nadie, no era tan terrible.

En mitad de clases sonó mi celular, y después de buscarlo en los miles de bolsillos de las tres chaquetas que estaba usando, lo apagué muerta de vergüenza. Después de clases una compañera me contó que la pieza de arriba se había inundado, y que el agua había pasado a mi pieza, pero que habían revisado y no había pasado nada terrible.

Excepto que entraron a mi pieza. A mi terriblemente desordenada pieza.

Pero eso no fue nada comparado con lo que vino después. Apenas llegué a la pieza, el personal del Kaikan vino a limpiar, y a pesar de que les dije veinte veces que no era necesario, tuve que ver (roja como tomate), como secaban el piso (corriendo toda la basura hacia el costado), el refrigerador, y hacían bromas acerca de lo mucho que al parecer me gustaba limpiar. Y después... vieron el baño!!!!!! que tiene en el lavamanos una torre de platos, sartenes, cubiertos, etc!!!! Y cuando por fín pensé que se iban a ir, se pusieron a arreglar los cajones de la cama que estaban atascados, después decidieron atornillar el respaldo, etc. En ese momento me di cuenta de que no me quedaba otra que ponerme a ordenar, ya que al parecer no tenían ninguna intención de dejarme sola para que me tragara la tierra. Pero por lo menos ahora los cajones se mueven, y no se rieron de mi toooodo el rato (o quizás si, pero como no entiendo tanto japonés, no me di cuenta... ojos que no ven, corazón que no siente). También me insinuaron que sería bueno devolver la aspiradora que había raptado de la oficina el jueves (en teoría la prestan por una hora).

Supongo que no hay nada que hacer, y aún en el tiempo más estresante, hay que mantener todo impecable, porque Murphy se las va a arreglar para llenar tu pieza de gente si es un asco como la mía.


domingo, 30 de enero de 2011

Semana de exámenes

Ya mismo me levanto y voy a hacer los deberes...
Esta semana es mi última semana de clases, y para variar, estoy escribiendo y estudiando todo a última hora. Ayer después de despertar a las 5 p.m. de una siesta, me fui a trabajar al Starbucks que queda cruzando la calle, porque suelo ser más productiva allá. Y funcionó hasta que me aburrí como a las 9, y desde entonces me dediqué a perder el tiempo viendo series y leyendo manga. Por suerte sólo me quedan dos ensayos que escribir (no quiero ni hablar de la calidad de los que ya terminé). Siempre que se acerca la semana de pruebas, mi productividad baja a niveles cercanos a cero, pero por lo menos no soy la única (si, si, "mal de muchos, consuelo de tontos", pero asi soy...). Viva Felipito!!!!

jueves, 27 de enero de 2011

Mi pieza

Antes de venir, una de las cosas que más me preguntaba era cómo sería mi pieza... grande o chica, oscura o luminosa, linda o fea, etc. En la página web del dorm no habían fotos, y como el arriendo era sospechosamente barato, no tenía muchas esperanzas.

Cuando llegué, me encantó lo luminosa y amplia que era. Mis amigos europeos encuentran que las piezas son chicas, pero para mí es perfecta. Tengo un mueble multiuso que es escritorio, librero, estantería y despensa… osea, lo que se me ocurra. Mi mamá me dijo cuando lo vio que era igual a los que tenía ella en los años ’60, y ahora quiero uno para mi pieza de santiago (me pregunto donde podré encontrar uno relativamente barato). Además de la cama y el súper mueble, tengo un refrigerador, balcón, closet y baño. Si bien las paredes de la pieza estaban un poco manchadas, cubrí las manchas con afiches y propaganda que me pareció bonita.

El piso es de un plástico que se ve como madera, y lo entretenido es que cuando lo apretas con la uña, se hunde un poco. También tenemos un aire acondicionado / calefacción que sirve mucho para secar la ropa en invierno (el lugar donde secábamos la ropa desapareció misteriosamente de un día para otro). Cuando heredé la pieza noté que el/la dueñ@ anterior había puesto en la pared de la cama ganchitos donde podía enganchar un cordel desde mi súper mueble, y como quedaba en línea horizontal frente a la calefacción, era perfecto para colgar la ropa. El problema fue que al parecer colgué mucha ropa de una sola vez, y uno a uno los ganchitos se fueron cayendo. Ahora tengo que ingeniármelas con el soporte de la cortina, y si se cae también, me muero. Debería comprar ganchitos nuevos, pero como sólo me quedan tres semanas aquí, no creo que valga la pena.

El baño es chiquitito pero fácil de limpiar. La llave de agua del lavamanos se gira y se convierte en el grifo de la tina. Como las paredes y el piso son de una pieza plástica, con la ducha mojo el baño entero, y se seca en cinco minutos.

Me encanta mi pieza, y ahora tengo ganas de agrandar mi ventana en santiago para que sea tan luminosa como esta. Lo curioso es que la distribución de la pieza es igual a la que yo tengo en santiago (supongo que es una distribución común), y entre eso y que me traje mi plumón (porque amo mi cama un poco demasiado), me sentí como en casa desde el primer momento (amor a primera vista, menos unas cuantas manchas en la pared).

sábado, 22 de enero de 2011

Very international JTW dinner

En mi programa cada alumno tiene un tutor, un alumno japonés que nos ayuda durante las primeras semanas con ciertos trámites, algunos nos acompañan a los paseos que organiza la universidad, y todos son muy simpáticos. La semana pasada a uno de los tutores se le ocurrió hacer una comida internacional en el kaikan (dorm) hoy. Todos los alumnos que se inscribieron fueron separados en grupos de alrededor de 6, y cada grupo tenía que cocinar suficiente comida para 10 personas. Era deber del grupo organizarse, elegir que platos preparar, comprar los ingredientes y juntarse a cocinar para tener todo listo en la sala de reuniones a las 5 p.m. En mi grupo éramos una amiga coreana, una estadounidense, una filipina, una francesa, un inglés, un tutor y yo, y decidimos hacer un plato filipino en versión normal y vegetariana, un plato japonés y dos postres estadounidenses.

Nos juntamos a las 2 p.m. para ir a comprar los ingredientes, y yo obviamente acababa de salir de la ducha y todavía no había almorzado, pero no era la única, y en mi defensa, era sábado. Después de ir a comprar cada uno volvió a su pieza, y quedamos de juntarnos alrededor de las 3.30 p.m. a cocinar, lo que me dejó una hora para ordenar mi pieza, cocinar y almorzar. Aunque mi aporte no fue mucho (me pasé el tiempo picando, limpiando, cortando, y sacando fotos), lo pasé muy bien. Terminamos justo a tiempo y teníamos nuestra mesa lista a las 5, pero fuimos los únicos.

Mientras esperábamos al resto, nos tomamos una botella de té entera (lo consideramos nuestro premio por ser puntuales) y nos entretuvimos viendo como poco a poco las mesas se fueron llenando de comida que se veía realmente deliciosa. Y lo era. Comimos tanto que nos queríamos morir, y apenas nos sentíamos mejor, comíamos más. Mis compañeros cocinan demasiado rico, y por muy cliché que sea, se notó el cariño que todos pusieron en su comida. El exceso de azúcar fue responsable de severos ataques de risa, conversaciones intelectuales acerca del sonido que hacen los gallos es cada país (la versión alemana es kikiriquí también), y demostraciones de bailes nacionales. A la hora de irnos los tutores regalaron las botellas que sobraron, y me tocó una llena de mi té favorito! Me fui “guatita llena, corazón contento” y con platitos con sobras para mi almuerzo de mañana.

martes, 18 de enero de 2011

Deep fried oreos!

Como he mencionado antes, este año el clima de Fukuoka ha sido un poco diferente. El verano fue extremadamente largo y caluroso, no hubo otoño, y ha nevado con más frecuencia que en años anteriores. Los días han estado muuuuy fríos, y siempre que tengo que salir de mi pieza estoy agradecida de que antes de venir mi tía me dijera que me comprara una parka larga de plumas, y de que mi papá me la regalara para mi cumpleaños.

Los primeros meses nos juntábamos mis amigas y yo en la cocina de mi piso todos los días, y a veces cocinábamos algo para todas, o cada una se cocinaba su comida, pero siempre comíamos juntas. A medida que los días se fueron volviendo más fríos, la cocina se fue vaciando… En vez de cocinar empezamos a comer “cup ramen”, comprar bentos, etc. De vez en cuando, alguien es valiente (o masoquista), y decide cocinar algo, y a veces los otros se contagian y deciden cocinar también.

Por lo general pasamos al supermercado directo después de la U, porque queda cruzando la calle desde el Kaikan, y si nos bajamos del bus un paradero antes, nos deja prácticamente en la puerta. Los martes son el día de los descuentos, y yo, pava que soy, nunca he había dado cuenta! Pero ahora que sé, compré mi paquetito de carne que llegué a mi pieza a porcionar y congelar como me enseñó mi mamá y la experiencia (rompí mi carísimo cuchillo de cerámica tratando de separar pollo congelado). Volviendo a la cocina, hoy después de ir a Jusco (el supermercado) un grupo se juntó a cocinar, pero como yo ya tenía mi comida y un resfriado que no quiero agravar, me quedé en mi pieza. Estaba terminando de comer cuando alguien tocó la puerta, y era una de mis amigas que me quería pedir prestado mi bowl para hacer… deep fried oreos!!!

Estaban exquisitas! Me encanta la comida del sur de Estados Unidos… Viva Georgia! Vivan mis amigas! Hice que mi amiga escribiera la receta en el cuadernito de recetas que me regaló mi mamá, y es básicamente una galleta oreo que se sumerge en batido de hotcake y se fríe como los batidos de coliflor. Yum… Demás está decir que comí más de las que debía (aunque tengo la impresión de que en este caso, no debí haber comido ninguna).

lunes, 17 de enero de 2011

Mis vecinas

Una tarde entré a la cocina para usar el microondas. Era uno de esos días de invierno que me encantan: había tenido una sola clase, mi pieza estaba ordenada y calentita, afuera estaba nevando, y el plan para el resto del día era ver tele, comer y procrastinar. Más tarde estaba invitada a una “noche de película” con mis amigas para ver “Tangled”, la nueva versión de Disney de Rapunzel, y una de ellas había prometido hacer galletitas con chips de chocolate.

Volviendo a la cocina, quería usar el microondas para hacer leche con manzana y canela, y mientras esperaba, miraba como unas niñas coreanas cocinaban cantidades industriales de una sopa para nada familiar. La sopa tenía principalmente esos ingredientes que nunca había comido ni visto antes de venir aquí, y que todavía no tengo claro que son. Las saludé, y volví a mi pieza para continuar con mi maratón de “Law & Order: SVU”.

Pasado un rato, escuché que alguien tocaba la puerta, y como se sentían unas voces conversando en coreano, pensé que probablemente se habían equivocado de pieza. Abrí la puerta, y efectivamente, eran las mismas niñas que habían estado cocinando, y con las que creo haber cruzado sólo unos cuantos “hola” de pasada en los casi cuatro meses que llevo viviendo aquí. Tenían un pocillo con sopa y una especie de tortilla típica coreana en un platito de cartón, y me dijeron que eran para mi!!!!! Para mí, que nunca había hablado con ellas!!!! Fue demasiado tierno!! Y la sopa era exquisita! Me alegró el día, y ahora lo único que quiero es tener un poco de tiempo para hacer algo rico y devolver el gesto.

En conclusión, amo a mis vecinas, y la amabilidad de la gente aquí nunca deja de sorprenderme.

sábado, 15 de enero de 2011

Festival!

La universidad nos da la opción de tener una “host family”, una familia japonesa con la que nos juntamos una o dos veces al mes, en la que somos hijos e hijas adoptivos. En el formulario de postulación nos hacen una serie de preguntas: si nos molestan los niños, si importa si la familia fuma o no, etc., y tratan de encontrar la familia que más se ajuste a ti. Mi familia es una pareja joven con un niño exquisito de seis años que se llama Kei (yo le digo Kei-chan). La primera vez que nos juntamos, le enseñé los números en español, y jugamos uno diciendo los números y colores en voz alta. Es impresionante lo rápido que aprenden los niños. Ese día ayudé a mi "host mother" a hacer la comida, lo que se traduce en: vigilé la comida mientras se freía. Comimos tonkatsu y tempura, además de ensalada, sopa de miso, arroz, y un guiso de verduras exquisito. También jugamos un juego de mesa parecido al ludo, pero con monitos, plátanos y pantanos. El domingo pasado nos juntamos por segunda vez para ir a un festival. Primero hicimos una fila para poder rezar en la shrine. Tienes que hacer una serie de movimientos frente al altar, incluyendo reverencias y aplausos, y tirar una moneda a una caja. A mi hermanito se le olvidó tirar la moneda, y se puso triste y enojado, pero lo convencimos de que se saltara la fila y tirara su moneda. Cuando la tiró, rebotó en la caja y cayó al suelo entre los pies de la gente. La mamá tuvo que recogerla, disculpándose repetidas veces, y finalmente mi hermanito le achuntó. Es un tierno. Después me llevaron a un museo de Hakata, el área de la ciudad antigua de Fukuoka. Para almuerzo me fuimos a un local chiquitito pero que estaba lleno, y la comida era exquisita. En el festival las tiendas estaban llenas de máscaras y adornos que traen prosperidad a los negocios. Con Kei comimos frutillas acarameladas, y caminas viendo los distintos puestos de comida, juguetes y artesanías. La fila para entrar al templo era enorme, y como ya habíamos rezado una vez, decidimos no entrar. Cuando terminamos de dar la vuelta, se puso a llover y decidimos volver porque Kei se había enfermado. Él se puso un poco triste porque nos teníamos que separar, pero quedamos en que la próxima vez les voy a mostrar mi pieza, y vamos a cocinar curry juntos.

martes, 11 de enero de 2011

Vacaciones!!: Tokyo

Desde Kyoto tomamos el bus a Tokio, y llegamos a las seis de la mañana. Me bajé en la estación de Tokio, y me dirigí a un restaurant para tomar desayuno. Originalmente había pensado desayunar en el Mc. Donalds o Starbucks, pero después de preguntarle a mil personas, y no encontrarlos jamás (la estación era enorme), decidí comer un desayuno típico japonés: arroz, sopa de miso, salmón y té verde. Como el check in empezaba a las tres, dejé mi maleta en un locker y caminé por la estación un rato, buscando desesperadamente un enchufe al que conectar el cargador de mi cámara. Estaba a punto de entrar a un café y comprar cualquier cosa, cuando descaradamente se me ocurrió preguntarle a una especie de guardia donde habría un enchufe, secretamente esperando que me dijera que la cargaría él. Nuevamente fui salvada por la gentileza japonesa, y me dijo que volviera en 15 minutos. Durante esos 15 minutos, empecé a buscar una tienda en la que comprar algo en retribución, una galleta, un chocolate, etc. Eran las 8.30 a.m., y todo estaba cerrado, hasta que encontré un café y compré una galletita que se veía muy rica. Con mi cámara cargada, y mi lonely planet en la mano, me dediqué a tratar de salir de la estación por la puerta correcta.

Después de más de diez minutos y preguntarle a como tres personas, llegué a donde quería, que tragicómicamente, era la misma puerta por la que había entrado. Los edificios eran enormes, y el cielo estaba azul azul… un día precioso. Caminé despacio, mirando hacia todos lados, por las calles desiertas de Tokio, hasta llegar al parque que rodea al palacio imperial. El palacio no se ve, y a su alrededor hay una especie de foso precioso. Fui bordeando el palacio hasta llegar al parque que está abierto al público. El parque me recordó un poco a los bosques del sur, y cuando llegue a un claro con banquitos, me senté en uno para disfrutar del sol y el silencio (creo que me quedé dormida un rato). Cuando me empezó a dar frío, retomé mi camino hacia Yasukuni Shrine, famosa y polémica por su relación con la segunda guerra mundial.Tenía ganas de ver el museo, pero estaba cerrado por año nuevo.

Para ese entonces ya estaba cansada, así que en vez de caminar como tenía planeado originalmente, tomé el metro hasta Akihabara, el barrio otaku masculino y antiguo barrio electrónico. En todas las estaciones de metro puedes sacar un mapa del metro en japonés e inglés, y aunque el sistema de metro es un poco complicado al principio, después de uno o dos errores me sentía como en Santiago (elevado a mil). Akihabara era uno de los lugares que tenía más ganas de ver, el epicentro de la cultura pop, del manga, anime, cosplay, videojuegos, etc. Cuando llegué allí me encontré con edificios cubiertos de dibujos de anime y Sega, maid cafés, etc. Caminando por la calle me crucé incontables veces con niñas que se veían menores que yo, vestidas de “maid”, que invitaban a los transeúntes a visitarlas en sus cafés. Los edificios empezaron a tener monitos cada vez más perturbadores, y me di cuenta de que akiba no era de mi gusto. Sin darme cuenta, había caminado rápidamente hasta dejar akiba atrás, y como ya era hora de tomar almuerzo, pasé por un Mc. Donalds y comí mientras leía un libro que había comprado en Kyoto.

Cuando ya era hora de hacer el check in, volví a la calle tratando de encontrar una estación de metro, pero antes llegué a un parque precioso, rodeado por una laguna que tenía plantitas y patitos. Cuando por fin encontré el metro, ya eran cerca de las 4.30 p.m. y estaba empezando a oscurecer. Una vez en la estación de Tokio, no encontraba mi locker!!! Y para cuando llegué a la hostal, estaba totalmente oscuro, y me había perdido unas cuantas veces más. Si bien me perdí todo el rato, cada vez fue entretenido, y llegué a lugares preciosos que no hubiera conocido de otra forma.El segundo día lo pasé una amiga japonesa que conocí en chile. Me llevó a mil lugares y comimos comida exquisita. De ahí en adelante las opciones no eran muchas, porque con el año nuevo acercándose, las tiendas y museos fueron cerrando.

La hostal tenía una sola ducha para todo el edificio!! La cocina y los baños estaban bien, pero la escalera de los camarotes no se afirmaba bien, así que cada vez que trepaba a mi cama tenía miedo de caerme. Lo entretenido fue que conocí a gente muy interesante y simpática, con los que celebramos año nuevo en la torre de Tokio. Supongo que era obvio que en la torre de Tokio los extranjeros seríamos mayoría. Llegamos corriendo para presenciar el cambio de año, y apenas dieron las 12 y apareció el “2011”, todos los japoneses se fueron a sus casas a celebrar con sus familias, y quedamos cientos de gaijins tomándonos fotos con los japoneses que se habían disfrazado para la ocasión (amo Japón).

El primero lo volví a pasar con mi amiga japonesa en un mall (uno de los únicos abiertos ese día). Vimos una presentación de tambores, fuimos a ver el edificio de un museo, y finalmente subimos al mirador del piso 53 al atardecer. En el piso siguiente había un museo, y como estaba abierto, entramos. Creo que era arte moderno, y parece que no tengo el espíritu artístico para apreciarlo bien, pero algunas de las estatuas y conceptos me gustaron.

Como akiba había sido decepcionante, fui a ver el barrio otaku femenino, pero no había mucha gente, así que terminé en un mall, y después recorrí el barrio de mi hostal. El último día nuestro tren salía de Tokio a las 2 p.m., por lo que después del check out nos dirigimos directo a la estación. La estación, como mencioné antes, era enorme, y la primera vez había visto unas tiendas que se veían interesantes. Me encontré con el famoso Dean & Deluca, donde compré el mejor pan que he comido en mi vida, y mi almuerzo. Una vez en el tren con mis amigas, disfruté de la vista y una siesta. Viajar en tren es mucho más cómodo que en bus, y lo pasamos muy bien. Esa foto la saqué desde la ventana del tren, ni idea en qué ciudad de Japón.

El viaje fue increíble, y me di cuenta de que me encanta perderme en ciudades gigantes y diferentes.

miércoles, 5 de enero de 2011

Vacaciones!!: Kyoto

Ya de vuelta en Fukuoka, mi pieza y con mi computador con "ñ" y tildes, puedo escribir acerca de mis vacaciones y mi viaje.

Desde Fukuoka partimos cuatro amigas y yo a Kyoto en bus. El bus no tenía baño, pero hacía paradas cada dos o tres horas en servicentros. Llegamos a Kyoto a las 7 de la mañana, y muertas de hambre, casi corrimos al McDonalds. En Japón (quizás en Chile también) el McDonalds tiene un set de desayuno, y un nuevo dulce llamado...chocopie!!! Es demasiado ricoo!!! La masa es de hoja, y el dulce es muy parecido a una empanada de queso. Es triangular, y está relleno de chocolate que, una vez frito el "pie", se derrite. Debo admitir que me he quemado la lengua unas cuantas veces, pero no me importa, vale la pena. El único problema es que parece que comí muchos, porque ya no me apetecen.

Desde la estación, tomamos el metro a nuestra hostal, que fue la más barata que encontramos (1500 yenes por noche). Estaba ubicada cerca de Gion, en una calle que a las 8 am se veía vacía, pero prometedora. La hostal era mucho mejor de lo que esperábamos, con espacios comunes realmente buenos. Los baños, la cocina y el living eran excelentes, pero las piezas no tanto. Las hostales en las que me he quedado tienen piezas grandes, con camarotes. En Seoul, más que camarotes, eran como camas empotradas en la pared, así que si la persona de al lado o abajo se movía, tu ni te dabas cuenta. En esta hostal, los camarotes estaban tan pegados que la primera noche, como buena Chilena que soy, pensé que había un terremoto cuando la persona del camarote de al lado se movió. Pero una vez pasado el susto, es fácil acostumbrarse, y después de unas cuantas noches, ya ni te das cuenta.

Una vez bien instaladas, y con el itinerario del día decidido, tomamos el metro en busca de nuestro primer templo. Después de recorrer tres líneas de metro distintas, y no tener idea de como llegar a donde queríamos, decidimos volver a la primera estación porque habíamos visto un templo que se veía bonito, y además el museo de manga estaba cerca. La pagoda era preciosa, y el museo muuuy entretenido. Como a las 5 ya estaba oscureciendo, y todas estábamos bastante cansadas, así que optamos por volver a la hostal.

El segundo día fue templo-intensivo. Compramos la tarjeta de bus que permite usar los buses ilimitadamente por el día, y empezamos nuestro recorrido. Después de haber visto dos, ya era hora de almuerzo, y pasamos por una calle muy linda que resultó ser Gion, el barrio de las Geishas. Almorzamos en un negocio barato y rico, una especie de comida rápida japonesa (no, no sushi), y seguimos viendo templos. Como me empecé a cansar, decidí separarme del grupo y vagar por mi cuenta. Caminando por un cerrito, pasé por varias tiendas de artesanías y mini shrines, hasta llegar a una grande que habíamos visto desde el bus, pero no habíamos visitado. Esta última desembocaba en Gion, que ahora es una calle comercial llena de tiendas de artesanías y dulces típicos, y aunque no compré nada, me encanta vitrinear y conocer ese lado de la cultura. Creo que en mis vagabundeos vi una Geisha, pero no estoy segura, porque hay mucha gente que paga por vestirse y maquillarse como Geisha por una o dos horas.

Para navidad, la hostal nos hizo una cena gratis, con temaki sushi (sushi que haces con la mano) y takoyaki (descubrí que si tiene vienesas me gusta), queques, etc. Una amiga compró una torta de helado navideña y la comimos mientras jugamos super jenga. No pudimos comprar kentucky porque había que reservarlo con una semana de anticipación, pero la comida de la hostal fue riquísima. En la hostal conocí mucha gente interesante, una belga que estaba dando la vuelta al mundo, una pareja canadiense, etc.

Entre los lugares que visité después están un mercado donde vendían principalmente pescados, y ahí comi mini pulpos enteros, rellenos de huevo de codorniz (en la cabeza!), un centro de artesanías de cinco pisos, y Nara. Nara es la antigua capital imperial, antes de que fuera Kyoto. Tiene templos muy antiguos, Shrines, y... renos. Estos renos son diabólicos, te persiguen y persiguen hasta que no te quedan más galletas. Como a mí no me gustan, no compré galletitas, pero mis amigas sí, y fueron cómicamente perseguidas. Si bien dan un poco de miedo, tienen algunas gracias. Si les haces una reverencia, ellos la devuelven! (no cuando yo la hago...).

Fotos del viaje:

http://www.facebook.com/album.php?aid=281036&id=663203570&l=ff80cd7804