sábado, 18 de diciembre de 2010

Mochi Tsuki!!!!!!

La comida japonesa que comemos en Chile es, obviamente, occidentalizada. Es por eso que cada vez que leía o veía en una película japonesa sus dulces, se me hacía agua la boca... se veían tan ricos e inalcanzables... En las tiendas de provisiones coreanas que hay en patronato compré un paquetito de mochi un día con la Leo, y lo compartimos felices, sintiendo un poco que estábamos en Japón. El mochi es arroz molido con una especie de mortero gigante. Con el se pueden hacer numerosos tipos de dulces tradicionales, generalmente rellenos de anko, un poroto rojo y dulce. Como el mochi en sí no tiene azúcar, se ve también en comidas saladas, sopas, y se puede comer caliente o frío, frito, horneado, etc.

La universidad nos llevó a la ceremonia de Mochi-Tsuki, donde tuvimos la oportunidad de hacer mochi!!!! Lo pasamos demasiado demasiado bien, y aunque yo no me atreví a usar el martillo del mortero, dada mi propensidad a los accidentes, ver a mis compañeros fue más que suficiente para mí. Lo podían hacer de a dos o tres, adquiriendo un ritmo en el proceso, mientras que un tercero humedecía el mochi, y evitaba los martillos. Una vez que el arroz se volvía una masa elástica, lo ponían en una maquinita que lo cortaba en pedacitos relativamente uniformes, aunque en otra mesa, una señora claramente experta en la materia, separaba bolitas de mochi de la masa grande. Después de cortado, nos lo pasaban a nosotros para dejarlos “perfectamente” esféricos, y para que no se pegaran y hacer más fácil su consumo, les espolvoreamos harina de arroz por fuera. También se pueden untar en sésamo, o en algo similar a harina tostada (mi favorito).

Después de hacer el mochi, nos llevaron a el comedor de el centro comunitario, donde nos sirvieron la sopa más rica y llenadora que he comido en mi vida, cocinada por ellos, y los vegetales de las ensaladas habían sido cultivados por ellos también. Mientras comíamos, invitaron a los alumnos y miembros de la comunidad a cantar canciones de su país, o hacer una presentación. Las presentaciones fueron increíbles, coros de japoneses y un baile con sombrilla y kimono. Como soy la única chilena/hispano hablante, no me atreví a salir sola, asi que me uní al grupo de estadounidenses (“americanos”), y cantamos Rodolfo el reno. Gracias a la historia de los mineros, Chile es ahora famoso, y por eso, cada vez que digo que soy chilena, se escucha un “ohhhh!!” seguido de un comentario acerca de lo fantástico del rescate. Antes de irnos, nos regalaron los adornos florales de las mesas, pero no habían suficientes para todas, así que teníamos que pararnos a buscarlo si queríamos uno. Obviamente nadie quería pararse, así que empezaron a llamarnos en la medida en que se acordaban de nuestros nombres, y a la primera que llamaron fue a la niña chilena!!!! Gracias mineros.

Fue un día muy entretenido, y me sentí increíblemente bienvenida.

1 comentario:

  1. Aaay! Qué chori!!!
    Parece que he comido cositas así, en una sopa tibia dulce.
    No te tinca grabar un video alguna vez? Para saber cómo es la atmósfera, cómo se escuchan los japoneses, cómo se mueven... todo.
    Escribe más, en serio, todo lo que veas, lo que piensas, hasta el más mínimo detalle, toma muchas fotos!
    Cuando fui a China, escribía muy muy seguido y tomé fotos hasta que me aburrí, ahora de vez en cuando lo leo y es sumamente entretenido.

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