Mientras esperaba a mi familia, estaba un poco nerviosa, porque si no sé bien que hacer en este tipo de situaciones en Chile, menos sé en Japón! Pero por suerte mi familia fue muy acogedora, con dos niñas preciosas de 4 y 7 años. La mamá nos llevó a dar una vuelta en auto por la costa, mientras conversábamos en japonés. Fuimos al supermercado, y compramos los ingredientes para cocinar udon, una típica sopa japonesa que era la comida favorita de las niñas. La menor estaba cansada, así que la tomé en brazos, y desde ahí en adelante, nos volvimos inseparables.
Una vez en el departamento, me sirvieron té, hora en la que se supone entregas un regalo, diciendo: “tsumaranai mono desu” (significa algo así como: un regalo aburrido o trivial). Yo compré un montón de mini snickers y m&m’s para las niñas, y flores para la mamá. No esperaban que supiera que decir, así que se mostraron sorprendidos y encantados cuando lo dije.
Después del té, jugué othello por primera vez con las niñas, y después “ayudé” a la mamá a cocinar, de la misma forma en que suelo “ayudar” a mi tía Kitty a cocinar para navidad (es decir, hice muy poquito, pero me dieron todo el crédito). La comida estuvo exquisita! La hora de dormir de las niñas era las 9, y yo, que estaba agotada, me fui a dormir a las 9 también! Dormimos todos (las niñas, papá, mamá y yo) en futones en una pieza de tatami (esterilla japonesa). En la mañana, caminamos juntas al colegio la mayor y yo, y una vez allí, me asignaron un curso de niños de 7-8 años.
Los niños eran adorables, y muuuy activos. Jugamos juegos en inglés, y la hora de almuerzo fue lo mejor. Los niños se visten de cocineros, y se encargan de traer la comida y servírsela a sus compañeros! No sólo eso, sino que también limpian la sala (de verdad, no como lo hacíamos nosotros en el colegio). En el recreo jugamos dodgeball, y al igual que en mis tiempos en el colegio, me quemaron inmediatamente, y una vez en la orilla, no hice ningún intento por volver al juego. A la hora de volver, los niños me regalaron una tarjeta con origami que hicieron especialmente para mí (son muuuy rápidos! Una niña hizo 3 en el tiempo en que yo hice 1). Si bien terminé exhausta, lo pasé increíble. Los niños japoneses son A.Do.Ra.Bles.
Aaaww... Qué linda experiencia!
ResponderEliminarEstá lindo tu blog!! Con las fotitos arriba queda muy bien =)
Sofi! Q manera de pasarlo y comer bien =). Pulentos los niños!, sirviendo la comida y ordenando la sala.
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