sábado, 15 de enero de 2011

Festival!

La universidad nos da la opción de tener una “host family”, una familia japonesa con la que nos juntamos una o dos veces al mes, en la que somos hijos e hijas adoptivos. En el formulario de postulación nos hacen una serie de preguntas: si nos molestan los niños, si importa si la familia fuma o no, etc., y tratan de encontrar la familia que más se ajuste a ti. Mi familia es una pareja joven con un niño exquisito de seis años que se llama Kei (yo le digo Kei-chan). La primera vez que nos juntamos, le enseñé los números en español, y jugamos uno diciendo los números y colores en voz alta. Es impresionante lo rápido que aprenden los niños. Ese día ayudé a mi "host mother" a hacer la comida, lo que se traduce en: vigilé la comida mientras se freía. Comimos tonkatsu y tempura, además de ensalada, sopa de miso, arroz, y un guiso de verduras exquisito. También jugamos un juego de mesa parecido al ludo, pero con monitos, plátanos y pantanos. El domingo pasado nos juntamos por segunda vez para ir a un festival. Primero hicimos una fila para poder rezar en la shrine. Tienes que hacer una serie de movimientos frente al altar, incluyendo reverencias y aplausos, y tirar una moneda a una caja. A mi hermanito se le olvidó tirar la moneda, y se puso triste y enojado, pero lo convencimos de que se saltara la fila y tirara su moneda. Cuando la tiró, rebotó en la caja y cayó al suelo entre los pies de la gente. La mamá tuvo que recogerla, disculpándose repetidas veces, y finalmente mi hermanito le achuntó. Es un tierno. Después me llevaron a un museo de Hakata, el área de la ciudad antigua de Fukuoka. Para almuerzo me fuimos a un local chiquitito pero que estaba lleno, y la comida era exquisita. En el festival las tiendas estaban llenas de máscaras y adornos que traen prosperidad a los negocios. Con Kei comimos frutillas acarameladas, y caminas viendo los distintos puestos de comida, juguetes y artesanías. La fila para entrar al templo era enorme, y como ya habíamos rezado una vez, decidimos no entrar. Cuando terminamos de dar la vuelta, se puso a llover y decidimos volver porque Kei se había enfermado. Él se puso un poco triste porque nos teníamos que separar, pero quedamos en que la próxima vez les voy a mostrar mi pieza, y vamos a cocinar curry juntos.

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